No hay pueblo libre sin indisciplinados[1]

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«En los viejos tiempos, antes de todo esto, no había felicidad, la vida era sin explicación” [2]

Cuando la libertad pende de un hilo, de repente surgen todas estas formas singulares de hacer con lo real que golpea los cuerpos. La oportunidad de crear el camino sintomático y al mismo tiempo el riesgo de perderlo.

Los textos de este My Way, el de Vlassis Skolidis, el de Sergio Caretti pasando por Flavia Hofstetter y Solenne Albert, todos destacan esta vía singular que serpentea cada sujeto en los meandros del goce anclado en el cuerpo. Aunque el ánimo de la atención médica sea la división de los cuerpos, tomados en masa para programar un tratamiento; el doctor Christèle Le Gouill, médico en un servicio hospitalario de quimioterapia conocido por Aurélien Bomy, insiste en la consideración de los cuerpos tomados Uno por Uno. Este es el punto en el cual el doctor Pietro Bartolo, quién nos hará el honor de participar en nuestra sesión plenaria en PIPOL, insiste particularmente en que “cada cuerpo nos testimonia de la tragedia de un viaje interminable”.

Atreverse a hacer resonar esta voz singular: es el único camino hacia la vida, el camino del deseo.

¿Y si era precisamente la indisciplina de la cual habla Georges Bernanos?. Y no una negativa a dar su voz que sería, tal vez, más del orden de la provocación de la cual Patricia Bosquin-Caroz nos recuerda que ella participaba de la norma.

Lo que lleva a Pierre Parlant en su muy hermoso texto “El goce letal del fascismo” a preguntarse “porqué en lugar de optar por la aventura de una vida que se construye infinitamente; el deseo de un sujeto, de una multitud empieza a mirar hacia la muerte (…), a revolcarse en un goce letal, el de los seres que optan por no ser más, salvo para celebrar el odio, a trabajar hasta la muerte”

La ética del psicoanálisis nos invita a deshacernos de este goce letal, y hacer escuchar nuestra voz, nuestra manera fuera de las normas para tratar el goce del lado de la vida, como interfaz a la vía del deseo.

[1] Título inspirado en la cita de Georges Bernanos : « Il faut beaucoup d’indisciplinés pour faire un peuple libre »

[2] Faye Gaël, Petit pays, Grasset, 2016

[3] Bartolo Pietro, Les larmes de sel, JC Lattès, 2017

Traducción : Norma Lafuente

 

 

 

 

«En los viejos tiempos, antes de todo esto, no había felicidad, la vida era sin explicación” [2]

Cuando la libertad pende de un hilo, de repente surgen todas estas formas singulares de hacer con lo real que golpea los cuerpos. La oportunidad de crear el camino sintomático y al mismo tiempo el riesgo de perderlo.

Los textos de este My Way, el de Vlassis Skolidis, el de Sergio Caretti pasando por Flavia Hofstetter y Solenne Albert, todos destacan esta vía singular que serpentea cada sujeto en los meandros del goce anclado en el cuerpo. Aunque el ánimo de la atención médica sea la división de los cuerpos, tomados en masa para programar un tratamiento; el doctor Christèle Le Gouill, médico en un servicio hospitalario de quimioterapia conocido por Aurélien Bomy, insiste en la consideración de los cuerpos tomados Uno por Uno. Este es el punto en el cual el doctor Pietro Bartolo, quién nos hará el honor de participar en nuestra sesión plenaria en PIPOL, insiste particularmente en que “cada cuerpo nos testimonia de la tragedia de un viaje interminable”.

Atreverse a hacer resonar esta voz singular: es el único camino hacia la vida, el camino del deseo.

¿Y si era precisamente la indisciplina de la cual habla Georges Bernanos?. Y no una negativa a dar su voz que sería, tal vez, más del orden de la provocación de la cual Patricia Bosquin-Caroz nos recuerda que ella participaba de la norma.

Lo que lleva a Pierre Parlant en su muy hermoso texto “El goce letal del fascismo” a preguntarse “porqué en lugar de optar por la aventura de una vida que se construye infinitamente; el deseo de un sujeto, de una multitud empieza a mirar hacia la muerte (…), a revolcarse en un goce letal, el de los seres que optan por no ser más, salvo para celebrar el odio, a trabajar hasta la muerte”.

La ética del psicoanálisis nos invita a deshacernos de este goce letal, y hacer escuchar nuestra voz, nuestra manera fuera de las normas para tratar el goce del lado de la vida, como interfaz a la vía del deseo.

[1] Título inspirado en la cita de Georges Bernanos : « Il faut beaucoup d’indisciplinés pour faire un peuple libre »

[2] Faye Gaël, Petit pays, Grasset, 2016

[3] Bartolo Pietro, Les larmes de sel, JC Lattès, 2017

 

Traducción : Norma Lafuente

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