SOBRE LA SEGREGACIÓN INCLUSIVA

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«El reveso real de la biopolítica nosotros
no lo encontramos en la segregación inclusiva,
sino más bien en la puesta en relieve de la singularidad
irreductible del ser parlante, más allá de cada universal,
que el psicoanálisis hace posible en su práctica”.

En un reciente libro suyo, Éric Laurent1 nos abre la vía, a la luz de la última enseñanza de Lacan y de la lectura de Jacques-Alain Miller, hacia el reverso del tratamiento biopolítico de los cuerpos. Este reverso es posible con al psicoanálisis en la época contemporánea. El paradigma biopolítico, que Foucault aporto y que está en el centro de los estudios de las más avanzadas expresiones del pensamiento filosófico e intelectual contemporáneo, muestra en el mundo actual un proceso disciplinario de los cuerpos más sutil y penetrante que la clásica bipartición entre normalización y exclusión, entre un adentro normativizado y un afuera de la norma.

Esto comporta una complicacion del estatuto de la segregación, irreductible a una simple marginalizacion o a la expulsión de lo que aleja la norma instituida. Lo que Lacan preconizaba en su “Propuesta del 9 de octubre 1967”, que “nuestro porvenir de mercados comunes encontrarà su contrapeso en la expansión cada vez màs dura de los procesos de segregación” 2, aclara lo que està en juego, incluso en esta época de crisis política del proyecto europeo y de pleno desarrollo de la globalización.

La segregación en su forma clásica se agudiza en los momentos de crisis política y económica, bajo los estándares del primado de los intereses nacionales y de la reconstitución de la identidad en ligada al territorio y a la etnia, traduciéndose en un proceso renovado de exclusión del Otro, de lo diferente. Pero al mismo tiempo las sociedades globalizadas producen en su interior neo-segregaciones, en las cuales poblaciones de individuos encuentran una vía de nominación y una identidad de goce en torno a una identificación a una posición genérica, sea esta un síntoma, un estilo de vida o una condición difusa. A menudo esta nominación imaginaria se acompaña de la demanda de un reconocimiento de los derechos de tal condición que en tant que tal se dirige al Otro social e institucional.

Este proceso de segregación interna o inclusiva que es propio de las sociedades “abiertas” del capitalismo avanzado, es sólo imaginariamente una alternativa a los procesos de segregación clásica o exclusiva. Desmantelar el manicomio por ejemplo como ha sucedido en Italia con la Ley Basaglia del ´78, no ha traído de por sí una menor segregación del enfermo mental, sino màs bien en muchos casos una metamorfosis de su forma clásica . De los muros del hospital psiquiátrico hemos pasado a una forma de segregación inclusiva encarnada de un modo más o menos esclarecedor por la comunidad terapéutica, por los servicios de la psiquiatría territorial, o incluso en el más degradado destino de aislamiento, dentro de las paredes de la casa familiar.

El efectivo reverso de la biopolítica no lo encontramos en la segregación inclusiva, sino en la puesta en relieve de la singularidad irreductible del ser parlante, más allá de cada universal, que el psicoanálisis hace posible en su práctica, ya sea en la consulta del psicoanalista como en los lugares institucionales en los que se consigue encarnar algo del analista en su trabajo clínico.

1É. Laurent, El reverso de la biopolítica. Una escritura por el goce, Navarin, Paris 2016.

2J. Lacan, “Propuesta del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela”, Otros Escritos. Establecido por J- A. Miller, tr. Esp de Graciela   Esperanza           Buenos Aires 2012, p. 276.

 

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