Pensar la clínica más allá de la evaluación
Los psicólogos y los asistentes sociales del servicio psicosocial de un establecimiento penitenciario son convocados por las autoridades a proceder a una evaluación cuando un detenido condenado solicita una medida de favor (salida o liberación), algo que puede hacerlo cíclicamente. Esta misión , llamada informe pericial, nos lleva a encontrarnos con los detenidos durante una gran parte de su detención.
En ese lugar de encierro, el riesgo que hay en ese tipo de trabajo es el de aplastar al sujeto, que es reducido a ser el objeto del Otro evaluador. Por consiguiente, la prioridad es la de la búsqueda de una posición ética más allá del discurso de la evaluación. Tarea difícil cuando, en nombre del rigor científico y de la ideología de la cifra, nos dicen, a nosotros los trabajadores, que toda “ metodología” es válida desde el momento que haya sido “validada”. Razones hay para descorazonarse.
Otra vía es la de tomar la tangente, la del sujeto.
Antes de nada, se trata de acogerlo sin presagiar de qué está hecha su petición de salida. Esta puede ser imperiosa, incierta, que le venga del Otro, o incomprendida por él mismo. A veces se trata de problematizar los documentos que hay que rellenar, ya que toda petición desde un sello a un abogado, se hace pasando por un formulario e ignorando el lenguaje jurídico. A continuación, trabajamos para construir un espacio que esté abierto al encuentro, apostando por los efectos siempre inesperados y no medibles de la experiencia de contar un momento de su vida, sus sufrimientos, sus actos, sus deseos.. etc.
Desde ese lugar y desde esa posición, podemos también acompañar al sujeto en la traducción y en la liberación del discurso judicial- lo que el Otro ha dicho de él a lo largo de todos los juicios, lo que el Otro exige de él para que sea liberado- para encontrar su propia voz en ese instante de su vida, donde el “después de la cárcel” se va percibiendo.
Al final, cuando llega el momento de dar nuestra opinión a las autoridades mandatarias, hay también que, con prudencia y no sin reticencias, rellenar los formularios y los tests, y hacer decir cosas a las cifras.
Porque querer sustraerse puramente de la ideología ambiente es algo ilusorio, nuestra elección es más bien la de hacer uso de ese semblante del perito. Intentamos servirnos de ese discurso con la esperanza de pasar de él un poco y así introducir algo de la clínica con ese sujeto, por fuera de las normas y de las cifras. Buscamos hacer oír un poco la palabra del sujeto y preservar la dimensión de lo que escapa, a veces incluso al sujeto mismo, estando en la posición donde le piden que explique todo. A veces, utilizar ese semblante del perito psicólogo es también un apoyo para hacer valer la importancia de la transferencia y la libertad de elegir su psi para un detenido.
Este trabajo, lo concebimos como una interfaz entre el sujeto y el discurso de la Justicia, tanto más peligroso ya que todo detenido tiene acceso a las opiniones que damos respecto a él. Se trata por lo tanto de trabajar conjuntamente desde el principio hasta el final, yendo mucho más allá de la evaluación.
Traducción : Soledad Gallego
Revisión : Carmen Cuñat
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