¡Ya no es necesario casarse para divorciarse!
Heteros u homos, los que sueñan con encontrar un hombre o una mujer con quien entenderse hasta la eternidad y mas alla, ya pueden olvidar las páginas de encuentros clásicas (Meetic, Attractive word, y otras como, Adopte un mec –adopta a un muchacho- …) Las páginas web realmente in en la materia hoy son Co-parents, Modamily o Pollen tree[1]. Hombres y mujeres se encuentran con el objetivo de crear retoños. A la salida del partido – si hay partido – ninguna obligación para la pareja de vivir juntos, aún menos de quererse o de desearse, solo se necesita apostar à una serie de valores para entenderse definitivamente y tener un hijo. A la cosa le faltará quizás poesía, pero no picante.
Para las mujeres que quieren hijos, este dispositivo tiene la ventaja de retardar el tiempo (siempre erotizado) en vez de anular el reloj biológico. Con estas nuevas páginas web, ya no hay apuro. Las futuras madres pueden hacer durar el placer (y el sufrimiento que suele acompañarlo) de la soltería, de los encuentros sin mañana o de las historias sin niños en el horizonte, ya que cuando la campana acaba por sonar, siempre queda la posibilidad de encontrar in extremis un co-padre en vez de un príncipe encantado.
Si las mujeres ganan con esto tiempo, los y las que aman a las mujeres (y que Lacan señala como heteros), también ganan en tranquilidad, al menos eso es lo que ellos creer. Porque de entrada la mujer encontrada es transformada en madre, colmada, eso por supuesto. Y si quedara aunque fuese una infima sospecha de ese goce que las predispone a veces a darlo todo, pero también a querer siempre más –puesto que siempre queda aun- un contrato en su debida forma se encarga de limitarlo, de encuadrarlo, en una palabra, en darle forma.
Y justamente, ahí está la cuestión, la innovación de este tipo de encuentro es el ofrecer a los co-padres que lo deseen, la inclusión de una limitación de goce del otro (y el propio) en forma de contrato. El contrato prevé todo, desde la pensión alimenticia hasta el derecho de visitas. Este tipo de acuerdo tiene la ventaja de transformar lo imposible de la relación hombre-mujer, en un deber que se lee en las obligaciones estipuladas en el contrato. Al fin y al cabo, ¡un divorcio sin matrimonio previo!
Sin duda se trata aquí de que se dé un encuentro sobre un punto de goce en común con respecto al niño que resta la finalidad de este nuevo tipo de encuentro. Sin embargo, el contrato sin amor por donde éste pasa nos crea también un interrogante: el niño ¿no es al mismo tiempo que una finalidad, el modo de permitir a un hombre y a una mujer el comprenderse, cierto, d’un modo contractual, pero de manera desapasionada, de acuerdo, pero de un modo en el que todo está previsto para que funcione? Una búsqueda perdida de antemano.
Una cosa es segura: las respuestas que podemos dar a la no-relación sexual son fuera de las normas, siempre, necesariamente, y precisamente porque un real constituye su corazón. Este imposible es, por poco que lo tomemos desde el punto de vista ético, un empuje-a-la- singularidad, y esto va de la mano con un empuje-a-una-movilidad-inventiva. Veremos esto en Bruselas, caso por caso.
Traducción : Itxaso Muro Usobiaga
Revisión: Rosana Montani-Sedoud
[1]Boullay Catherine, « Et si demain, les femmes achetaient du temps pour devenir mère ? »(¿Y si mañana las mujeres compraran tiempo para ser madres?)Publicado en la página de France Inter el 10 de Octubre de 2016.